Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

VOLVER AL MENÚ PRINCIPAL


1221
Legislatura: 1887-1888 (Cortes de 1886 a 1890)
Sesión: 8 de febrero de 1888
Cámara: Congreso de los diputados
Discurso / Réplica: Réplica al Sr. Cánovas del Castillo
Número y páginas del Diario de Sesiones: 44, 1115-1116
Tema: Contestación al discurso de la Corona

Muy pocas, porque ya es muy tarde, señores Diputados; pero he de hacer alguna aclaración sobre varios puntos que ha tocado el Sr. Cánovas del Castillo.

Su señoría, para buscar argumento cuando los necesita y no puede llevar de otra suerte la discusión, se empeña en inventar imposibles; y afirmo esto porque aquí nadie ha dicho nada de que la Constitución sea democrática, ni se lo he oído decir tampoco al señor Castelar. pero sea de ello lo que quiera, la Constitución actual, cuya integridad sostengo y mantiene el Gobierno, es una Constitución española, que no es democrática, ni liberal, ni conservadora; es únicamente española, y dentro de ella caben los conservadores, los liberales y los demócratas, sin más que aceptar la legalidad, y sobre todo la Monarquía con sus atributos esenciales. ¿Quién ha hablado aquí de [1115] Constitución democrática? Nadie. Además, esta Constitución la pueden aceptar los demócratas, por muy demócratas que sean, porque aquí ya no hay por qué asustarse de los demócratas. A mí no me asustan nada, ni me han asustado jamás, porque los tengo a mi lado, continúan siéndolo y, francamente, veo no hay para qué temer; porque una vez que los demócratas, por su experiencia, por las enseñanzas recibidas en los desastres que hemos presenciado, y por otras muchas razones que no son del momento, reconocen ya los atributos esenciales de la Monarquía, y sobre todo la condición indispensable de su permanencia y su estabilidad, no hay que asustarse de su concurso; la cuestión será del más o el menos en la diferentes leyes que vamos a votar, y esto a mí no me asusta tampoco. Aquí estoy con algunos demócratas en el Gobierno, y vivimos muy en paz, como también con el Presidente del Congreso, que ha prestado un gran servicio a la Monarquía, a las instituciones y a la libertad; servicio que no se apreciará nunca bastante, pero que el Sr. Cánovas del Castillo, tan amante como yo de las instituciones, debe agradecérselo, como yo se lo agradezco y como se lo agradece el país.

Por lo demás, S.S. está rebuscando lo que ha dicho el Sr. Castelar, y en último resultado, lo que dijo y S.S. nos ha leído, no significa nada; porque yo profeso la doctrina, y la he expuesto varias veces, de que las Naciones monárquicas lo son porque quieren serlo; ni más ni menos; y contra esto es inútil toda discusión. Yo creo que la Nación española es monárquica porque ha querido serlo, porque quiere serlo, y porque, afortunadamente para ella misma, querrá seguir siéndolo. (El Sr. Azcárate: Y si quisiera no serlo, ¿qué ibais a hacer?). ¡Ah! entonces serían inútiles mis esfuerzos y los del Sr. Cánovas del Castillo; pero tengo la seguridad de que, por los servicios que ha prestado la Monarquía y por los que seguirá prestando, la Nación no será tan loca que piense jamás en abandonar la Monarquía; y yo además abrigo la confianza más completa de que la Monarquía tiene tanta fuerza, que es como aquellos grandes árboles que absorben todo lo que les rodea; esto es la Monarquía. (El Sr. Azcárate: ¿Y cuando suceda lo contrario?). Pero como no ha de suceder, es inútil pensar en ello. Por consiguiente, tampoco me asustan ciertas preguntas.

Yo doy a la Monarquía más fuerza, más importancia, más autoridad que la por lo visto le da S.S. Yo no temo nada contra la Monarquía por esas declaraciones; no temo nada, porque la Monarquía se asienta sobre la soberanía nacional, sobre el cimiento más sólido y más firme de toda institución; porque al fin y al cabo, dígase lo que se quiera, no hay Poder que para estar bien establecido no emane de la soberanía de la Nación; y no tengo más que decir. (Muy bien). [1116]



VOLVER AL MENÚ PRINCIPAL